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La ardilla roja americana es capaz de predecir con meses de adelanto la producción de frutos una temporada dada y con esa información regular su propia reproducción. Pueden predecir si ese año habrá o no árboles que tengan una masiva producción de semillas y si es así tienen más descendencia.
Los investigadores analizaron durante 16 años las poblaciones de ardillas rojas americanas (Tamiasciurus hudsonicus) en la región del Yukón (Canadá).
Como parte del experimento, Andrew McAdam de Michigan State University y Dr. Stan Boutin de University of Alberta y sus colaboradores marcaron a muchos ejemplares que luego eran atrapados periódicamente para ver si las hembras estaban preñadas o no.
Además midieron la cantidad de conos que producida los árboles de la región. Las semillas de dentro de los conos constituyen el alimento principal de las ardillas.
El número de conos producidos cada otoño en los árboles varía ampliamente de un año a otro. La relación de un años a otro puede ser incluso de 50 a 1. Cuando se producen pocos conos los árboles consiguen matar a las ardillas de hambre y con ello obtienen una ventaja competitiva desde el punto de vista evolutivo. Con esta estrategia los árboles merman la población de animales predadores de semillas y consiguen que un mayor número de semillas germinen la siguiente temporada al haber menos animales que las consuman.
Pero los investigadores notaron una curiosa adaptación: normalmente las ardillas se emparejan en Enero y paren en Marzo, pero pueden tener una segunda camada en primavera antes de la producción de conos si creen que va a haber una gran producción de los mismos. De algún modo los animales han desarrollado una adaptación al patrón de infra y sobreproducción de semillas por parte de los árboles.
Es como si las ardillas usaran una estrategia de mercado. Nosotros invertimos conservativamente cuando el mercado está bajo porque nuestros fondos son limitados y no podemos predecir cómo estará el mercado en el futuro. Cuando el mercado se recupera es cuando invertimos más. Las ardillas hacen lo contrario, invirtiendo fuertemente cuando casi no tienen semillas pero justo antes de que el mercado se recupere. El resultado es que la inversión (sus crías) produce altos dividendos en el mercado favorable inmediato y que consiste en muchas más semillas y crías que salen adelante.
Esto es sorprendente porque uno tiende a creer que los predadores de semillas como las ardillas simplemente se dejan condicionar por los árboles de los que se alimentan sin ninguna anticipación. Esta es la primera vez que se documenta este tipo de anticipación en animales de este tipo.
La disponibilidad de una producción extra de semillas en otoño proporciona un sustento crucial a las jóvenes ardillas que son muy vulnerables en su primer año de vida.
No obstante permanece sin esclarecerse cómo se las apañan para predecir la producción de semillas con medio año de adelanto. McAdam sospecha que los animales podrían detectar niveles anormalmente altos de ciertas hormonas de brotes de los conos que aparecen sobre los árboles un año antes de su maduración. Además podrían notar la presencia de mayor número de estos brotes en la primavera anterior a la “cosecha”.
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