Un físico arandino crea una técnica para seguir la evolución del cáncer
Este avance logrado por el científico David Martínez, de tan sólo 28 años, tiene aplicaciones prácticas como la detección de células cancerosas en estadios incipientes de la enfermedad
La capital ribereña sigue exportando cerebros a las universidades más prestigiosas del territorio nacional. El físico David Martínez, arandino de 28 años, está a punto de presentar una tesis sobre la que ya se han publicado sus resultados en prestigiosas revistas científicas internacionales como Physical Review Letters. El descubrimiento consiste en una novedosa técnica con la que se puede captar una imagen muy completa en alta resolución. «Es una especie de dedo molecular que se acerca al sistema, proteína o molécula que queremos estudiar y, sin llegar a tocarla, somos capaces de ir paseando el dedo por toda la molécula y registrar perfectamente todas sus dimensiones y adquirir información adicional sobre su flexibilidad, que es muy importante porque está relacionada con todos los procesos que realiza», resume este joven físico con una claridad que se agradece viniendo de un hombre de Ciencia.
Tal y como explica David Martínez, creador junto con los otros cuatro miembros de su equipo de científicos, esta potente técnica posibilita conocer las condiciones fisiológicas de moléculas individuales. «Cuando un médico quiere estudiar alguna proteína o un virus, lo que hace es formar una estructura periódica y ordenada de miles de millones de esas partículas; lo mete en una máquina de rayos X y obtiene un patrón que parece de alta resolución pero que en realidad es un promedio de toda esa gran colectividad de moléculas», comenta el científico para, a renglón seguido, explicarlo con un sencillo ejemplo: «Es como si tuviéramos una técnica que nos da el color promedio de ojos de la población, que sería una especie de color pardo o marrón pero no sabe decirnos que hay individuos con los ojos verdes, azules o grises. Sin embargo, esta otra técnica que hemos desarrollado es capaz de ver el color de ojos de individuo, o sea, las características individuales de esa molécula», concluye este físico arandino.
Otra de las ventajas que aporta esta nueva técnica es la de conocer información sobre las propiedades mecánicas de la molécula a estudio, lo que sirve para «ver la progresión de un cáncer para poder establecer nuevos fármacos contra esa enfermedad, o para entender mejor los procesos de reconocimiento molecular, anticuerpo antígeno, que son los comienzos de las enfermedades infecciosas o también incluso para poder mejorar nuestro conocimiento sobre las células madre, esas que tienen la capacidad de poder formar diferentes tejidos», como enumera David Martínez. Esta vertiente del estudio se podría aplicar para estudiar las fuerzas físicas que inducen a una de estas células a convertirse en un tejido u otro y, yendo más allá, aplicar esas fuerzas para que puedan desarrollar mejor la función para la que se han o han sido especificadas.
A la práctica
Hasta llegar a estos resultados y obtener la «satisfacción personal» de que sus investigaciones lleguen a una meta tangible, Martínez ha invertido muchos años de su joven vida. «El desarrollo de esta técnica, que se ha hecho íntegramente en España con tecnología española, ha sido varios años de trabajo con dedicación exclusiva y trabajando de forma incansable, muchas noches de laboratorio, haciendo experimentos larguísimos, con muestras más que complicadas, mejorando los sistemas, desarrollando electrónica...», explica para dar un idea de lo laborioso y sacrificado que es trabajo de un científico a estos niveles.
Sin embargo, a diferencia de otros descubrimientos que se quedan durante mucho tiempo en el limbo de la teoría, esta técnica y la tecnología que la hacen posible se va ha comenzar a comercializar en el ámbito de la investigación científica, ya que una empresa española ha estado apoyando estos estudios en busca de resultados tangibles ayudando con el desarrollo de la herramienta necesaria. «En principio va a estar disponible para que otros científicos puedan emplearla y mejorar su conocimiento en el trabajo. Y lo que queremos hacer es automatizar todos los procesos que hay que hacer para que se pueda implantar lo antes posible y que, de aquí a unos años, pueda ser una herramienta de diagnóstico en hospital y centros de salud», adelanta Martínez.
Este arandino es una excepción dentro de la profesión científica tanto española como internacional porque, como él mismo confirma, «no es muy habitual que una persona con mi edad tenga ya varios artículos en las revistas más importantes de Física a nivel internacional como es por ejemplo este trabajo que está reflejado en la revista Physical Review Letters».
Tal y como explica David Martínez, creador junto con los otros cuatro miembros de su equipo de científicos, esta potente técnica posibilita conocer las condiciones fisiológicas de moléculas individuales. «Cuando un médico quiere estudiar alguna proteína o un virus, lo que hace es formar una estructura periódica y ordenada de miles de millones de esas partículas; lo mete en una máquina de rayos X y obtiene un patrón que parece de alta resolución pero que en realidad es un promedio de toda esa gran colectividad de moléculas», comenta el científico para, a renglón seguido, explicarlo con un sencillo ejemplo: «Es como si tuviéramos una técnica que nos da el color promedio de ojos de la población, que sería una especie de color pardo o marrón pero no sabe decirnos que hay individuos con los ojos verdes, azules o grises. Sin embargo, esta otra técnica que hemos desarrollado es capaz de ver el color de ojos de individuo, o sea, las características individuales de esa molécula», concluye este físico arandino.
Otra de las ventajas que aporta esta nueva técnica es la de conocer información sobre las propiedades mecánicas de la molécula a estudio, lo que sirve para «ver la progresión de un cáncer para poder establecer nuevos fármacos contra esa enfermedad, o para entender mejor los procesos de reconocimiento molecular, anticuerpo antígeno, que son los comienzos de las enfermedades infecciosas o también incluso para poder mejorar nuestro conocimiento sobre las células madre, esas que tienen la capacidad de poder formar diferentes tejidos», como enumera David Martínez. Esta vertiente del estudio se podría aplicar para estudiar las fuerzas físicas que inducen a una de estas células a convertirse en un tejido u otro y, yendo más allá, aplicar esas fuerzas para que puedan desarrollar mejor la función para la que se han o han sido especificadas.
A la práctica
Hasta llegar a estos resultados y obtener la «satisfacción personal» de que sus investigaciones lleguen a una meta tangible, Martínez ha invertido muchos años de su joven vida. «El desarrollo de esta técnica, que se ha hecho íntegramente en España con tecnología española, ha sido varios años de trabajo con dedicación exclusiva y trabajando de forma incansable, muchas noches de laboratorio, haciendo experimentos larguísimos, con muestras más que complicadas, mejorando los sistemas, desarrollando electrónica...», explica para dar un idea de lo laborioso y sacrificado que es trabajo de un científico a estos niveles.
Sin embargo, a diferencia de otros descubrimientos que se quedan durante mucho tiempo en el limbo de la teoría, esta técnica y la tecnología que la hacen posible se va ha comenzar a comercializar en el ámbito de la investigación científica, ya que una empresa española ha estado apoyando estos estudios en busca de resultados tangibles ayudando con el desarrollo de la herramienta necesaria. «En principio va a estar disponible para que otros científicos puedan emplearla y mejorar su conocimiento en el trabajo. Y lo que queremos hacer es automatizar todos los procesos que hay que hacer para que se pueda implantar lo antes posible y que, de aquí a unos años, pueda ser una herramienta de diagnóstico en hospital y centros de salud», adelanta Martínez.
Este arandino es una excepción dentro de la profesión científica tanto española como internacional porque, como él mismo confirma, «no es muy habitual que una persona con mi edad tenga ya varios artículos en las revistas más importantes de Física a nivel internacional como es por ejemplo este trabajo que está reflejado en la revista Physical Review Letters».
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